Los hombres desobedientes
Mulukú, el ser supremo, hizo dos agujeros en la tierra. Dijo unas palabras, y del primero de ellos salió el primer hombre. Dijo otras palabras, y del segundo agujero salió la primera mujer. Mulukú les dio una azada y un arado para trabajar la tierra, un hacha y un martillo para cortar los árboles y construir su casa; les dio cereales para sembrar, una cacerola para cocinar y platos para poner en ellos su comida. Y les dijo: "Aren la tierra. Siembren en ella los granos de cereal. Construyan un hogar. Cosechen el cereal y cocinen los alimentos antes de comerlos".
Pero ellos, en vez de hacerle caso, se comieron las semillas crudas, llenaron de basura la cacerola, rompieron los platos, tiraron las herramientas y se fueron a vivir al bosque, a la intemperie.
Enojado ante esa desobediencia, Mulukú llamó al mono y a la mona. Les presentó las mismas cosas que les había dado a los hombres, y les dio los mismos consejos. Ellos trabajaron la tierra, construyeron una casa y cocinaron el cereal antes de comerlo.
Entonces, Mulukú, contento, cortó la cola de los monos y les dijo: "Sean humanos". Después, les puso las colas al hombre y a la mujer, y les dijo: "Sean monos".
Mito de los Indígenas Bantú de Mozambique
Versión de Sebastián Vargas.
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